Mientras esperamos la regulación que permitiría a los drones volar más allá del alcance visual del piloto (BVLOS), muchos operadores de aviación no tripulada han optado por solicitar Certificados de Excepción o Autorización (COA) cuando sus contratos requieren vuelos en las proximidades de aeropuertos o zonas sensibles.

La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) define un COA como "COA es una autorización emitida por la Organización de Tráfico Aéreo a un operador público para una actividad específica de UA" En otras palabras, es emitida por las autoridades aeronáuticas para permitir que los operadores de aviación no tripulados vuelen muy cerca de áreas donde otros operadores de aviación podrían verse afectados por la presencia de un dron. La definición de la FAA expande el concepto de la siguiente manera: "Si es necesario, se pueden imponer disposiciones o limitaciones como parte de la aprobación para garantizar que la aeronave no tripulada pueda operar de forma segura con otros usuarios del espacio aéreo".

Las palabras claves aquí son 'disposiciones', 'limitaciones' y 'otros usuarios'.

Examinemos qué sucede cuando se emite un COA a una empresa privada que necesita volar un dron dentro del radio de 5 millas náuticas (NM) de un aeropuerto de Clase C. En este caso, el COA especificará la altitud exacta del vuelo y requerirá que el operador llame a la torre del aeropuerto antes de cada vuelo y al final de la misión. Esta notificación permitirá al controlador de la torre informar a los pilotos de aeronaves tripuladas que despegan/aterrizan en la instalación, para que sepan que hay actividad de drones en el área y que estén particularmente alertas.

Los COA siempre tendrán una persona designada como "... persona designada como responsable de la seguridad general de las operaciones de UAS en virtud de este Certificado de Excepción o Autorización" y esa persona es la que tendrá que asegurarse de que todos los que vuelen bajo el COA observen y cumplan las estrictas condiciones especificadas en él.

Desafortunadamente, en el mundo actual, la persona nombrada como responsable puede no ser el piloto o siquiera trabajar para la misma compañía que realiza los vuelos.

En los últimos años, ha se ha vuelto popular un nuevo modelo de negocios, y han surgido grandes contratistas genéricos de drones para ofrecer servicios de vuelos no tripulados desde una ubicación central para realizar una misión específica, y luego contratan pilotos locales para realizar los vuelos.

Esto crea potencialmente tres niveles de responsabilidad que deben examinarse y abordarse:

  1.  El cliente original que necesita el vuelo. (Recipiente del COA)
  2.  El gran contratista que gana el contrato del cliente original.
  3.  El piloto independiente que es contratado por el gran contratista.

Normalmente, los COA son solicitados y emitidos por la entidad que necesita el vuelo, en este caso el cliente original. Esto significa que hay dos grados de separación entre el COA y el piloto y esto crea una situación potencialmente peligrosa.

La persona responsable nombrada en el COA debe asegurarse de que todas las personas que vuelen bajo ese COA lean y entiendan todas las disposiciones y limitaciones especificadas en él. Si hay un accidente en un área bajo un COA, la primera persona a la que llamarán la Junta Nacional de Seguridad de Transporte (NTSB) y la FAA es a la "Persona Responsable".

Un problema que es complicado y que podría tener que corregirse en el proceso de COA en el futuro es el hecho de que la altitud mencionada en las pautas actuales de COA solo se especifica como pies. Por ejemplo, un COA podría decir "A 200 pies sobre el nivel del suelo (AGL) o menos" y eso podría ser lo suficientemente bueno cuando todos miden la altitud de la misma manera, pero en el mundo actual, los drones vuelan usando la altitud GPS/GNSS y las aeronaves tripuladas usan presión barométrica. Estas diferentes formas de calcular la distancia desde el suelo introducen otro nivel de incertidumbre que podría ser necesario abordar en el futuro.

Otro tema preocupante es que la mayoría de los drones utilizados hoy en día por los pilotos comerciales están equipados con una función de seguridad conocida como Geocerca que evita que los UAVs vuelen en las proximidades de aeropuertos y áreas sensibles. Esta "característica" puede parecer buena en teoría, pero en realidad, impide que los pilotos legales, con licencias de la FAA, realicen sus funciones permitidas en el COA correspondiente.

Una forma de desbloquear esta Geocerca es enviar el COA escaneado al fabricante del dron y solicitar el vuelo. El problema es que estamos dando a los fabricantes extranjeros el poder de autorizar vuelos cuando eso debería ser responsabilidad exclusiva de la FAA.

Una forma de resolver este enigma sería que la FAA incluyera un código QR en cada COA que el piloto pueda escanear y enviar al fabricante y que desbloquee el dron e introduzca todas las disposiciones y limitaciones en el software del dron. En otras palabras, pasará de un "No, no se puede volar" a un "Sí, se puede volar, pero a esta altitud o por debajo de ella y dentro de estas coordenadas".

En conclusión, los COA son muy útiles y necesarios, pero la realidad del proceso actual para obtenerlos y utilizarlos no está realmente diseñada para prevenir accidentes si no se siguen al pie de la letra y de acuerdo con las prácticas de sentido común. Este es un proceso que se puede mejorar con algunos cambios menores.